Vulcano ha completado la estructura principal del ferry que quedó a medio terminar, por encargo del Banco Santander, tras la quiebra en 2011
Los astilleros de Sevilla acogen hoy la botadura del último barco que se construye en estas instalaciones. Se trata de un ferry de 124 metros de eslora, 22 de manga y un tonelaje bruto 14.512 toneladas que fue encargado en 2007 por la naviera finlandesa Viking Line. La embarcación quedó inconclusa tras la quiebra de Astilleros de Sevilla a finales de 2011 y el Banco Santander encargó su terminación a la gallega Factoría Vulcano, que trasladó a Sevilla a decenas de empleados de su propia empresa para este trabajo.
Vulcano ha completado en estos últimos meses en Sevilla la estructura principal del ferry para acabarlo del todo en su sede central de Vigo (Pontevedra). Aun así, hoy tendrá lugar su botadura, está previsto que permanezca unos días en puerto y abandonará la capital andaluza a primeros de junio.
Será trasladado a flote por el río con la ayuda de un remolque, ya que la embarcación aún no tiene instalado el motor, la maquinaria ni los sistemas eléctricos y de navegación. La operación de transporte para sacar el barco del Puerto de Sevilla será coordinaada por el consignatario de buques sevillano Vapores Suardíaz Sur-Atlántico S.L.
El Puerto de Sevilla no informó ayer de la celebración de esta botadura y la factoría Vulcano tampoco quiso ofrecer detalles sobre la operación al margen de confirmar la fecha de la botadura y que se trata del último barco que se construye en las instalaciones de Astilleros de la capital andaluza.
Únicamente la Federación de Empresarios del Metal (Fedeme) de Sevilla se ofreció a valorar este hito histórico y lamentó que la embarcación no haya podido terminarse completamente en los astilleros sevillanos. "La mayor pena es que el barco no se termina aquí. Se lo llevan al Norte a terminarlo. Y eso son puestos de trabajo, dinero, riqueza y credibilidad del antiguo astillero de Sevilla", aseguraron ayer fuentes de la federación del metal en declaraciones a este periódico.
La agrupación de empresarios del metal explicó que el armador que encargó el barco a Sevilla en su día ya no lo quiere por el retraso que acumuló su construcción tras la quiebra de Astilleros. La industria auxiliar del sector naval de Sevilla no se pudo hacer cargo de acabar el barco por la imposibilidad de hacer frente a su elevado coste económico. Finalmente, respondió el banco como depositario del aval ante la imposibilidad de la empresa de acabarlo en el plazo previsto y encargó los trabajos a la factoría Vulcano.
El astillero de Sevilla paralizó por completo su actividad el 31 de diciembre 2011 tras la quiebra de la empresa gestora. Se acababa así con una actividad que había comenzado hace casi seis décadas con la botadura del primer barco en 1955.
Desde que se segregó de la antigua sociedad naval Izar, entró en una lenta deriva hasta su adquisición por Astilleros de Huelva. Esta gestión tampoco prosperó y las instalaciones sevillanas fueron clausuradas al finalizar el año 2011. Se calcula que la deuda de la sociedad gestora es de unos 193 millones de euros.
El astillero de Sevilla cerró tras casi 60 años de actividad en los que generó volúmenes de producción, en los años 80, que llegaron a la contratación de miles de personas. En 1966 se fusionó con Astilleros de Cádiz. En 1998 tuvo lugar una reconversión del sector que redujo a la mitad el número de empleados. En 2006 se produce su privatización.
La buena noticia para los astilleros sevillanos es la posibilidad de que prospere el reciente proyecto del empresario naval, el gallego Luis Ramón de Celis, para reactivar las instalaciones que han acogido estos últimos meses la construcción del ferry que quedaba por concluir.
La noticia de un empresario inversor interesado en reactivar este icono de lo que fue la actividad naviera de Sevilla ha suscitado elevadas expectativas en todos los sectores económicos de la ciudad. La Autoridad Portuaria de Sevilla ha destacado que el plan de negocio y de viabilidad de este empresario es creíble. Ahora sólo queda que consiga los apoyos de financiación necesarios.
En la comparecencia ante la prensa del pasado 16 de mayo, el empresario De Celis aseguró que esperaba contar con un 33% de financiación de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (Idea), y que ampliará el capital de su empresa Shipyard, creada el año pasado con 4.000 euros, si finalmente se le adjudica la concesión por parte del Puerto.
Los astilleros de Sevilla acogen hoy la botadura del último barco que se construye en estas instalaciones. Se trata de un ferry de 124 metros de eslora, 22 de manga y un tonelaje bruto 14.512 toneladas que fue encargado en 2007 por la naviera finlandesa Viking Line. La embarcación quedó inconclusa tras la quiebra de Astilleros de Sevilla a finales de 2011 y el Banco Santander encargó su terminación a la gallega Factoría Vulcano, que trasladó a Sevilla a decenas de empleados de su propia empresa para este trabajo.
Vulcano ha completado en estos últimos meses en Sevilla la estructura principal del ferry para acabarlo del todo en su sede central de Vigo (Pontevedra). Aun así, hoy tendrá lugar su botadura, está previsto que permanezca unos días en puerto y abandonará la capital andaluza a primeros de junio.
Será trasladado a flote por el río con la ayuda de un remolque, ya que la embarcación aún no tiene instalado el motor, la maquinaria ni los sistemas eléctricos y de navegación. La operación de transporte para sacar el barco del Puerto de Sevilla será coordinaada por el consignatario de buques sevillano Vapores Suardíaz Sur-Atlántico S.L.
El Puerto de Sevilla no informó ayer de la celebración de esta botadura y la factoría Vulcano tampoco quiso ofrecer detalles sobre la operación al margen de confirmar la fecha de la botadura y que se trata del último barco que se construye en las instalaciones de Astilleros de la capital andaluza.
Únicamente la Federación de Empresarios del Metal (Fedeme) de Sevilla se ofreció a valorar este hito histórico y lamentó que la embarcación no haya podido terminarse completamente en los astilleros sevillanos. "La mayor pena es que el barco no se termina aquí. Se lo llevan al Norte a terminarlo. Y eso son puestos de trabajo, dinero, riqueza y credibilidad del antiguo astillero de Sevilla", aseguraron ayer fuentes de la federación del metal en declaraciones a este periódico.
La agrupación de empresarios del metal explicó que el armador que encargó el barco a Sevilla en su día ya no lo quiere por el retraso que acumuló su construcción tras la quiebra de Astilleros. La industria auxiliar del sector naval de Sevilla no se pudo hacer cargo de acabar el barco por la imposibilidad de hacer frente a su elevado coste económico. Finalmente, respondió el banco como depositario del aval ante la imposibilidad de la empresa de acabarlo en el plazo previsto y encargó los trabajos a la factoría Vulcano.
El astillero de Sevilla paralizó por completo su actividad el 31 de diciembre 2011 tras la quiebra de la empresa gestora. Se acababa así con una actividad que había comenzado hace casi seis décadas con la botadura del primer barco en 1955.
Desde que se segregó de la antigua sociedad naval Izar, entró en una lenta deriva hasta su adquisición por Astilleros de Huelva. Esta gestión tampoco prosperó y las instalaciones sevillanas fueron clausuradas al finalizar el año 2011. Se calcula que la deuda de la sociedad gestora es de unos 193 millones de euros.
El astillero de Sevilla cerró tras casi 60 años de actividad en los que generó volúmenes de producción, en los años 80, que llegaron a la contratación de miles de personas. En 1966 se fusionó con Astilleros de Cádiz. En 1998 tuvo lugar una reconversión del sector que redujo a la mitad el número de empleados. En 2006 se produce su privatización.
La buena noticia para los astilleros sevillanos es la posibilidad de que prospere el reciente proyecto del empresario naval, el gallego Luis Ramón de Celis, para reactivar las instalaciones que han acogido estos últimos meses la construcción del ferry que quedaba por concluir.
La noticia de un empresario inversor interesado en reactivar este icono de lo que fue la actividad naviera de Sevilla ha suscitado elevadas expectativas en todos los sectores económicos de la ciudad. La Autoridad Portuaria de Sevilla ha destacado que el plan de negocio y de viabilidad de este empresario es creíble. Ahora sólo queda que consiga los apoyos de financiación necesarios.
En la comparecencia ante la prensa del pasado 16 de mayo, el empresario De Celis aseguró que esperaba contar con un 33% de financiación de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (Idea), y que ampliará el capital de su empresa Shipyard, creada el año pasado con 4.000 euros, si finalmente se le adjudica la concesión por parte del Puerto.
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