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jueves, 13 de junio de 2013

El «Príncipe de Asturias» o se vende o acaba en el desguace



El futuro del portaviones Príncipe de Asturias entra estas semanas en una etapa decisiva. Será entre finales de junio y mediados de julio cuando la Armada se decante por la comercialización a una Marina de otro país -en caso de que haya una oferta firme al respecto- o por culminar su proceso de baja, opción esta última que parece la más probable.

Ya el pasado mes de enero, desde el Ministerio de Defensa fijaba el final de este mes de junio para concluir la distribución del material útil del buque a otras unidades o instalaciones de la Marina y pasar luego a la fase denominada «valoración y subastas»; en otras palabras, se pondrá precio al portaviones para subastarlo para el desguace.

El interés, admitido oficialmente por Defensa, que el barco ha despertado en otros países, no obstante, ha ido ralentizando los calendarios. Fue visitado por una delegación de la Armada de Indonesia, Filipinas también se interesó por la unidad...

En definitiva, si finalmente no es comercializado, no saldrá a subasta para convertirse en chatarra al menos hasta comienzos del próximo ejercicio. Como muy pronto.

¿El motivo? Primero tendrá que producirse la baja oficial del barco de la Armada española, algo que sucedería durante el mes de julio. Tendrá lugar, además, una ceremonia específica de despedida, como sucede con todos los buques que siguen esto proceso.

Luego todavía habría que finalizar el desarme del portaviones, un proceso que se abordaría durante el mes de septiembre.

Aunque la mayoría de los sistemas y equipos del buque ya han sido desembarcados para su reutilización, algunos se han mantenido a bordo, precisamente, por el interés mostrado por otras Marinas en una posible compra y el hecho de que Defensa vea esta opción como la más positiva.

Permitiría, por un lado, lograr recursos económicos para las arcas de unas Fuerzas Armadas en pleno proceso de recortes presupuestarios y, por otro, abriría la puerta a una necesaria modernización del Príncipe de Asturias que podría recaer en Navantia. De hecho, este sería uno de los puntos fundamentales del acuerdo de venta, en caso de producirse.

Las opciones de comercialización del barco, sin embargo, son muy escasas y el desguace se perfila como su punto y final definitivo.

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